RC: Cadena parte 2. Cloacas (2018)

Estás a salvo, has entrado en las cloacas.

Si estáis leyendo este comunicado aseguraos de tener protegida la IP desde donde os conectáis. Vuestro ordenador no corre ningún peligro, no quiero que penséis que vais a ser infectados o controlados por troyanos ni mierdas de esas. Corréis peligro de muerte. Tengo evidencias de asesinatos y desapariciones por no ser cautos. No os va a salvar un pedazo de cinta aislante en vuestra webcam, tenéis que aseguraros de no ser visibles por completo.

Como ya sabéis, existen muchas herramientas para monitorizar alertas y hacer búsquedas sofisticadas de todo lo que se publica en internet, ya sea en páginas, redes sociales, blogs, etc. Si no teníais ni idea de esta posibilidad no veo salvación en vosotros. Hace unos meses conseguí unas fotos de un suceso extraño sucedido en España, en concreto en La Rioja. Me descargué unas fotos de un mensaje impreso en el chasis de un automóvil. En la siguiente búsqueda habían desaparecido. El chico que las publicó junto con su mujer y otras personas también relacionadas con la noticia, se encuentran en paradero desconocido. Nadie sabe nada y existen cuatro denuncias en dependencias de la Guardia civil.

El hecho de no poder comunicarme con ellos me intrigó de tal manera que me puse a investigar el código. En la subred, las entrañas de internet, como a mí me gusta llamarla, contacté con un potente programador. Le expliqué mi problema y se dispuso gustoso a ayudarme. Me proporcionó un software de reconocimiento de imágenes muy sofisticado con el que poder analizar las fotos en busca de patrones, rostros y otros detalles difíciles de ver a simple vista.

Lo llamó Leonardo en un alarde de originalidad.

Gracias a este software, he descubierto en las fotos un código binario impreso que a su vez contiene más código. El software ha llegado a encontrar cincuenta capas de información en cada dígito. La pareja que lo descubrió eran expertos en calidad de fotografía y las imágenes eran enormes. Me expuse mucho descargándolas, pero ahora veo que ha merecido la pena.

Se trata de una nueva fuente de energía generada por biomáquinas, pero no he descubierto quién lo ha mandado ni, por su puesto, de dónde proviene. Parece tecnología muy avanzada. Algo que puede ser codiciado por grandes fortunas. Hay que andar con mucho cuidado. Si una cosa tengo clara es que lo compartiré con todo el mundo.

Por cierto, me llaman Racu, el vigilante de las cloacas que, al igual que en las playas, se encuentran todas las miserias de la gente. Si no te lo crees todavía, déjame que te diga que hay demasiada mierda.

Os seguiré informando. Difundid todo lo que encontréis en las cloacas. Aquí os dejo el mensaje original:

Enlace caído.

RC: Cadena parte 1. Origen (2018)

Me llamo Iker Gauss y soy ingeniero de telecomunicaciones. Hace dos meses me ocurrió algo que no puedo explicar, pero sí narrar. Dejo a las futuras generaciones la decisión de tomar en serio el relato o mandarnos al olvido. Estoy acostumbrado a crear entradas en blogs especializados y ciertas revistas del sector, pero este suceso es difícil de catalogar. Me están llamando loco antes de empezar.

Todo ocurrió en La Rioja la pasada Semana Santa. Mi mujer y dos amigas se fueron la víspera de Resurrección a pasar el día a la famosa calle Laurel de Logroño. A la vuelta pasaron por Nájera para disfrutar de la bonita tarde que, por sorpresa, les brindó ese día. Llegaron a casa bastante más tarde de lo que yo pensaba, pero había visto fotos de la jornada y, sintiendo que se lo estaban pasando muy bien, no le di importancia.

Me iba a retirar a dormir cuando aparecieron muy alteradas. Era ya medianoche. Estaban en estado de shock. Después de un rato tranquilizándolas me contaron lo sucedido. En su trayecto de vuelta, a las afueras de Haro, decidieron venir por una carretera comarcal menos transitada. Obviamente, sabía el porqué, ya que las fotos compartidas lo revelaban, pero no era lo importante en ese momento. En la carretera, mientras cantaban una famosa canción que sonaba en la radio, perdieron el control del coche. Dudaban sobre lo que pasó ya que no se salieron de la carretera, sino que el coche se apagó de pronto y no pudieron frenarlo. El contacto no funcionaba y la radio tampoco. El extraño suceso las dejó confundidas unos segundos antes de que algo cayera sobre el techo y rodara por el parabrisas. Quedó tirado en medio de la carretera delante del morro. Parecía tener forma esférica. Mi mujer y sus dos amigas salieron a ver que era, asustadas y nerviosas. El artefacto, después de soltar varios chispazos, se elevó. Era un ojo mecánico, redondo, de unos veinte centímetros de diámetro. Se apreciaba perfectamente el iris, la pupila y el cristalino. Empezó a vibrar lanzando rayos que quemaban. Las tres se lanzaron a un lado evitando esos millones de agujas luminosas que sentían penetrar en su piel. En pocos segundos, el ojo mecánico estalló, dejando solo minúsculas partículas de metal.

Mientras asimilaba lo que me estaban contando me asaltaron muchas dudas. A ninguna de ellas se les ocurrió hacer una foto. Cuando pregunté casi me lanzan a la cabeza los móviles; fritos por algún tipo de onda electromagnética, pensé. Según me dijeron, el coche empezó a funcionar al reventar la esfera. Salí a ver el coche y vi el bollo en el techo. Sintonicé varias radios para saber si había ocurrido algo parecido, pero no hubo ninguna noticia. Decidimos ir a dormir y descansar. Nos costaría mucho borrar esa noche de nuestras cabezas.

Todo hubiera acabado en ese momento si no fuera por la marca que todavía prevalecía en ellas. Las pesadillas impedían dormir a mi mujer y a sus dos amigas. Por supuesto, si ella no dormía, yo a duras penas lo conseguía. Sin embargo, estas pesadillas desaparecieron cuando limpiamos el coche. Un fin de semana nos dispusimos a darle un repaso a la carrocería armados con mangueras, jabón y esponjas cuando nos dimos cuenta de que el agua dejaba ver un sistema binario impreso en la chapa y el cristal del automóvil. Esta vez sí que sacamos fotos. Daba la impresión de que el agua, vital para la vida, nos mandara un mensaje.

Todavía estoy intentando descifrar qué pone y he decidido compartirlo con todos en el siguiente post:

A cerca de mí

Bienvenidos a mi página. En este espacio encontraréis mis trabajos literarios. Novelas, relatos cotos, poemas e incluso canciones tienen cabida en estas páginas. Espero que os resulten por lo menos divertidos. La idea es que disfrutéis leyéndolos de la misma manera que yo he gozado escribiéndolos.

Nací en 1973 en San Sebastián, Guipúzcoa. Siempre estuve rodeado de libros heredados de mi padre. La cultura musical, cinematográfica y televisiva de los años ochenta y noventa fueron marcando mis gustos, martilleados por la prosa de autores literarios de todos los géneros. Lo que plasmo en todos los proyectos está salpicado por todas esas referencias.

La necesidad de contar aventuras divertidas me introdujo en el mundo de la animación 3D. Por causas laborales me especialicé en la dirección técnica dejando la parte artística en un segundo plano. Numerosos relatos se me amontonaban en la nube hasta que decidí descargar los nubarrones.

Actualmente compagino el trabajo como profesor de animación 3D y videojuegos, en una escuela de formación profesional, con la escritura.

Me gusta el cine, las series, el teatro, la música, la lectura y la escritura, en general cualquier tipo de arte que me cuente una historia.

Mi única pretensión es haceros pasar un buen rato.

Todos mis libros los podéis encontrar en Amazon. Desde 2017 hasta el 2020 participé en un grupo de escritores independientes de fantasía denominado Circulo de fantasía con los que colaboré en distintas actividades y en varias antologías.

Un abrazo.